Ellas usaban herramientas para trabajar las pieles, ellos para la caza o posibles conflictos. Los agricultores del Neolítico ya realizaban actividades laborales diferentes entre hombres y mujeres, según revelan sus ajuares funerarios conservados en tumbas en Europa.
Un estudio que publica la revista científica Plos One firmado por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España y de la canadiense Universidad de York sugiere una organización social compleja y dinámica basada en la división del trabajo por sexos desde el Neolítico más temprano.
El equipo analizó 400 objetos de piedra encontrados en tumbas de varios cementerios de Europa central hace unos 5.000 años, y observó que había diferencias de tamaño, peso y materia prima en función de si el cuerpo era de un hombre o de una mujer.
Investigaciones anteriores sugerían que en Europa existía una división del trabajo durante la transición al Neolítico, cuando las prácticas agrícolas se extendieron por todo el continente, pero aún quedan muchos interrogantes sobre cómo se asociaron culturalmente las diferentes tareas.
El equipo analizó las características físicas de las herramientas, incluidos los patrones microscópicos de desgaste, para determinar cómo se utilizaban. A continuación, analizaron esos datos en el contexto de los datos isotópicos y osteológicos de las tumbas.
Las herramientas encontradas en las tumbas femeninas se utilizaban probablemente para trabajar pieles de animales o cuero, mientras que las de los hombres estaban asociadas al trabajo en madera, la carnicería, la caza o la violencia interpersonal.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que las diferentes funciones de hombres y mujeres fueron una parte crucial de la transición a la agricultura en las sociedades humanas.
CONTRIBUCIÓN DE LAS MUJERES
La investigadora principal del estudio, Alba Masclans, del CSIC, destaca que el papel y la contribución de las mujeres en estas primeras sociedades humanas se suele minimizar, pero "aquí demostramos que tuvieron un papel activo en la formación de las primeras comunidades agrícolas".
Tan importante era su papel -explica- que estas actividades fueron elegidas para marcarlas en la muerte, "pero vemos lo mismo en las tumbas de los hombres, lo que sugiere que sí había roles específicos de género, pero todos estos trabajos eran enormemente significativos para el buen funcionamiento de su sociedad."
Para Penny Bickle, otra de las firmantes de la Universidad de York, los roles muestran "lo dinámicas que eran las sociedades agrícolas y lo conscientes que eran de las diferentes habilidades de los miembros de su comunidad".
Las pruebas también demostraron que estas funciones habrían variado según la procedencia de la comunidad. En las zonas orientales, las mujeres se desplazaban más que los hombres, e independientemente del sexo, había adornos de concha y joyas en sus tumbas. En el oeste, los hombres eran los que se movían más y tenían herramientas más asociadas a la caza que las mujeres.
Los autores señalan que las herramientas analizadas no eran necesariamente utilizadas por las personas concretas con las que estaban enterradas, sino que podrían haber sido elegidas para representar actividades típicamente realizadas por diferentes géneros.