El administrador de la NASA, Bill Nelson, dijo este jueves, en el marco de su visita a la Argentina, que la agencia espacial estadounidense está preparando una misión para enviar humanos al "lado oscuro de la Luna" con la intención de probar nuevas tecnologías que más adelante le permitirá llegar a Marte.
"En esta ocasión vamos a otra Luna, a su polo sur, que está poblada de cráteres y bajo una oscuridad constante. Una primera misión enviará a cuatro astronautas a sobrevolar la órbita lunar y otra caminará sobre su superficie. Por ende, se debe ser muy preciso en el aterrizaje", explicó Nelson al disertar ante estudiantes de Ingeniería aeroespacial de la Universidad de Buenos Aires.
"Entre noviembre y diciembre se lanzó una expedición de prueba a la Luna, antes de enviar humanos en una nave. Y esta vez vamos por distintos motivos de lo que fue hace medio siglo, creando y mejorando tecnologías para llegar a Marte", indicó.
Por otra parte, Nelson aseguró que, a pesar de estar descubriendo un "cosmos extraordinario" y de ubicar un telescopio a más de un millón de millas de la Tierra, no han encontrado vida fuera del planeta.
"Una de nuestras misiones en la NASA es la de buscar vida, pero todavía no hemos encontrado una sola colonia extraterrestre fuera de la Tierra", afirmó Nelson.
"¿Cuál es la probabilidad matemática de que exista otra galaxia como la nuestra? La respuesta de nuestros científicos fue de al menos un billón", agregó.
El director de la NASA arribó a Argentina para profundizar lazos en materia de cooperación aeroespacial, una relación que inició en 1991 con la creación de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) del país vecino.
El trabajo conjunto entre NASA y CONAE permitió a Argentina desarrollar una serie de satélites de aplicaciones científicas (SAC), para la que la agencia norteamericana brindó instrumentos y servicios de lanzamiento desde sus plataformas y la comisión nacional dio soporte a campañas de investigación estadounidense.
Uno de los proyectos más destacables entre ambos fue la puesta en funcionamiento del SAC-D, un satélite argentino que acarreaba el 'Aquarius', un instrumento que permite analizar la salinidad del océano para comprobar las corrientes marítimas y así tener mayores herramientas para el estudio del cambio climático.