Familiares de las 81 personas que fallecieron en el incendio en la cárcel de San Miguel en diciembre de 2010 intentaron esta semana hacer llegar una carta al papa Francisco para que intercediera para reabrir la causa, además de hacer ver las precarias condiciones que viven los reos en Chile y los malos tratos que reciben por parte de los gendarmes.
Sin embargo, esa carta nunca llegó a las manos de Jorge Bergoglio.
César Pizarro, hermano de una de las víctimas de la tragedia, llegó hasta el Parque O'Higgins donde el papa realizó su primera misa en Santiago. Allí, en medio del silencio, se escuchó su grito: "Gendarmería tortura a los presos en Chile".
También llegó hasta la Universidad Católica, donde el papa Francisco se reunió con los académicos de la casa de estudio. Pizarro intentó entregarle la carta, sin embargo, fue detenido.
La misiva pedía al pontífice que interceda ante el Estado chileno para exigir trabajo de reparación y acompañamiento a las familias de las víctimas.
Pizarro contó a Cooperativa que quieren que "se vuelva nuevamente causas criminales por la muerte de los 81 porque creemos que fue injusto que nadie fuera responsable".
También solicitaban en esa carta que "demandamos que se acaben las torturas, los traslados arbitrarios, el sistema indolente de dejar que los presos se maten, el régimen de máxima seguridad que encierra a los presos por más de 20 a 23 horas al día por una de patio".
"Humanizar una cárcel es imposible porque una cárcel en sí es asquerosa, pero darle un poco de dignidad a la gente que está presa, a la gente que trabaja en la cárcel y a quienes asisten a visitar a los presos", planteó.
Cuatro años después de esta tragedia, la justicia absolvió a todos los imputados por cuasidelito de homicidio, mientras que en la actualidad las familias presentaron una demanda civil contra el Estado.
"Vulneración constante"
Carlos Elgueta, coordinador general de la ONG Leasur encargada de la defensa de los derechos humanos de los presos, sostuvo que han detectado dos puntos críticos, uno de ellos es "la sobrepoblación, el hacimiento y las condiciones infrahumanas en que vive la población penal".
Y el otro punto, explicó Elgueta, "la violencia y el maltrato que existe dentro de los recintos penitenciarios".
Todo ello, agregó, "viene a reflejar claramente una vulneración constante a los derechos de las personas privadas de libertad".
"Chile está al debe"
El secretario de la Asociación Nacional de Gendarmería, el suboficial Ricardo Riveros, enfatizó que "la dignidad parte por los funcionarios para poder darle dignidad a los internos".
"Nosotros estamos siempre en contacto con las personas de derechos humanos. Los funcionarios de Gendarmería velamos porque se cumpla lo que dicen las normas internacionales de derechos humanos", sostuvo.
Para Riveros, "en Chile están al debe. No es un problema del Gobierno de turno, sino que esto es un problema de Estado".
En su agenda, el papa Francisco visitó el Centro Penitenciario Femenino donde se expuso la condición de las reas que son madres, lo que abrió una discusión en el Gobierno para buscar alguna fórmula para flexibilizar la crianza.