El Reino Unido se prepara para celebrar este jueves unas elecciones generales que, según las encuestas, devolverán el poder a los laboristas después de 14 años de gobiernos conservadores, si bien el primer ministro, Rishi Sunak, se esfuerza por minimizar una derrota que se anticipa demoledora.
Más de 45 millones de ciudadanos en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, las cuatro naciones que conforman el Reino Unido, están llamados a las urnas para votar la composición de la Cámara de los Comunes (baja) del Parlamento, formada por 650 escaños.
Los políticos hacen este miércoles un último esfuerzo por convencer a los indecisos, pero los sondeos sobre intención de voto dan por segura la victoria del Partido Laborista de Keir Starmer y vislumbran, además, que esta formación puede hacer historia al conseguir una mayoría absoluta jamás vista en el país.
Según una última encuesta de la firma Survation, el laborismo puede ganar más escaños que los obtenidos en 1997, cuando el partido estaba liderado por Tony Blair.
La firma, que entrevistó a 34.558 encuestados en línea y por teléfono, avisó de una victoria laborista con más de 418 escaños -el número ganado con Blair-.
EL SISTEMA ELECTORAL DE MAYORÍA SIMPLE
En virtud del sistema electoral del país, mayoritario uninominal, los laboristas se harán con el poder, sin necesidad de buscar una coalición, si llegan a la cifra señalada: 326 escaños, uno más que los que obtengan las otras formaciones.
Durante la campaña electoral que termina hoy, ya que en el Reino Unido no hay jornada de reflexión, los laboristas han repetido la palabra "cambio" para sacar al país de su estancamiento económico y social, por la falta de crecimiento, las interminables listas de espera en la sanidad, la falta de vivienda asequible, el aumento del crimen o las peticiones de distintos sectores de mejora salarial.
Los 'tories', por su parte, llegan a esta cita electoral, convocada por Sunak el pasado 22 de mayo, con un fuerte desgaste a sus espaldas, tras las maratonianas negociaciones del Brexit, la pandemia, la crisis energética por la guerra de Ucrania, los escándalos que plagaron la gestión de Boris Johnson -en el poder entre 2019 y 2022- por el "partygate" (las fiestas en Downing Street durante el Covid), pero sobre todo por la crisis del coste de vida y el aumento de la inmigración -tanto legal como ilegal-.
LOS CONSERVADORES ADMITEN LA DERROTA
Como rara vez se equivocan las encuestas en el Reino Unido, muchos conservadores ya han admitido la derrota, a pesar de que Sunak insistió en que luchará hasta el final por cada voto.
Uno de sus más fieles ministros, el de Trabajo y Pensiones, Mel Stride, anticipó esa caída al afirmar que es probable que los laboristas obtengan "la mayoría más grande que cualquier partido haya logrado".
"He aceptado las encuestas como están en este momento, y parece muy poco probable que estén muy equivocadas, porque han estado de manera consistente en el mismo lugar durante algún tiempo, (así que) es muy probable que mañana nos encontremos con la mayoría más grande que cualquier partido haya logrado jamás", agregó el ministro.
"Si nos fijamos en los sondeos, está bastante claro que el Partido Laborista se dirige a una victoria aplastante y extraordinaria en un nivel que probablemente nunca antes se haya visto", reconoció.
Los últimos años caóticos por las luchas intestinas en el Partido Conservador, que en apenas tres años tuvo tres primeros ministros distintos (Johnson, Liz Truss y Sunak), favorecieron el alza de la formación populista de derechas Reform UK, liderada por el polémico Nigel Farage.
Este político antiinmigración y antieuropeo asegura que los conservadores están "acabados" y que la verdadera oposición la encabezará Reform UK.