El barco Aquarius de la ONG SOS Méditerranée zarpó este martes hacia España escoltado por dos naves de la Marina italiana con las que se repartió 630 inmigrantes, mientras el Gobierno de Italia rechazaba las "lecciones" de Madrid y París tras negar su desembarco.
El barco con 630 inmigrantes salvados el pasado fin de semana en el Mediterráneo, según un nuevo recuento, ha necesitado a dos barcos de la Marina para aligerar la ocupación ante su marcha a la ciudad española de Valencia (este), después de que Malta e Italia negaran el atraque.
Así, al puerto valenciano llegarán tres embarcaciones: la Aquarius, con 106 inmigrantes -51 mujeres, 45 hombres y 10 niños-, y el resto lo harán repartidos en la nave Orione de la Marina italiana y en la Dattilo de los guardacostas.
Los cooperantes de SOS Méditerranée y de Médicos Sin Fronteras (MSF), a bordo de Aquarius, habían advertido de que la travesía podría ser crítica e insegura pues el barco había superado su aforo y, además, las condiciones meteorológicas estaban empeorando.
Entre estos inmigrantes rescatados en alta mar hay 123 menores no acompañados, 11 de ellos niños, y además siete mujeres embarazadas.
Todos han sido ya informados de que no llegarán a Italia sino a España. pero lo agradecieron igualmente, pues su verdadero temor es tener que regresar al país del que zarparon, Libia, descrito como un infierno de violencia y traficantes de personas.
Los barcos contarán con personal del Cuerpo de Socorro Italiano de la Orden de Malta y del Fondo de Naciones Unidas para la infancia (Unicef), y para garantizar la asistencia en caso de emergencia en la travesía han sido avisados los países por los que podrán pasar.
Las ONG preferían que los inmigrantes fueran desembarcados en el puerto seguro más cercano para permanecer en la zona y seguir salvando vidas al señalar que la marcha a Valencia "reduce mucho la capacidad de salvamento" en la peligrosa ruta del Mediterráneo Central.
De hecho la organización "Sea Watch", la única que este martes operaba en las aguas frente a Libia, intervino en un naufragio en el que murieron al menos doce personas y se rescataron a otras 41, gracias a un aviso de un buque de la Marina estadounidense.
"Esto es lo que ocurre cuando no hay suficientes efectivos de rescate", recriminó en su perfil de Twitter la ONG.
Las críticas a Roma
La nave Aquarius permanece en aguas internacionales entre Malta e Italia y, una vez concluido el transbordo de los inmigrantes a los barcos de la Marina italiana, ha puesto rumbo a Valencia y zanjará así un episodio con un áspero epílogo político.
La negativa de Italia a recibir al Aquarius ha suscitado un cruce de reproches entre distintos países europeos, a los que Roma reclama el reparto de los inmigrantes que llegan desde África y la revisión del Protocolo de Dublín, que establece normas para ello.
En España, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, afirmó que la asistencia a ese barco supone cumplir con la ley internacional pero al mismo tiempo no descartó que "acaben existiendo responsabilidades penales internacionales" por la actuación de Italia.
Palabras duras llegaron también desde Francia pues su presidente, Emmanuel Macron, denunció el "cinismo" y la "irresponsabilidad" del Gobierno de Italia en la gestión del Aquarius y expresó su intención de hablar con las autoridades italianas, españolas y maltesas.