La abogada de Dominique Pelicot, Béatrice Zavarro, se ha propuesto en su alegato final de mañana miércoles "humanizar" a su cliente, violador confeso, para que no sea calificado como "diablo".
"Sigue siendo un humano", defendió ante los medios Zavarro, que desde el inicio del proceso dejó claro que su cliente cometió "actos monstruosos" que merecen el castigo penal.
Mientras, la Fiscalía proponía este martes las penas de prisión para los 51 acusados de agresión sexual y violación bajo sumisión química contra Gisèle Pelicot.
La propuesta de condena más baja, de 4 años, es por agresión sexual, al no apreciar la Fiscalía acto de penetración; la máxima, de 20, para Dominique Pelicot, el principal acusado, al constatar el Ministerio Público el delito de violación agravada, por cometerse en reunión, al estar acompañado de otro agresor en el momento de los hechos.
Los fiscales añadieron, también, el agravante por haber suministrado drogas a la víctima para alterar su estado y someterla, en este caso con altas dosis de somníferos que la dejaban en estado de insconsciencia.
"Me lo esperaba, es incuestionable" esa petición, admitió Zavarro, que aseguró que no se ha planteado qué pena final le puede corresponder a su cliente que, por otro lado, reconoció los hechos desde el inicio del proceso, el 2 de septiembre.
Zavarro expresó prudencia sobre la convicción de su alegato de mañana, aunque se mostró dispuesta a tratar de hacer comprender las razones que motivaron a su cliente, delincuente confeso.
Aseguró que no buscará blanquear a su cliente, pero consideró que el proceso puede servir para "comprender la forma de ser" de alguien que "ha cometido actos inimaginables, abyectos, repugnantes".
"Quiero que la señora Pelicot salga de este Tribunal sabiendo las razones por las que esto ocurrió, para que no haya más interrogantes. Después, no soy yo quien pronuncia la pena, es el Tribunal quien decidirá en función de lo que considere necesario o útil", remató.
Los hechos que se juzgan se prolongaron de julio de 2011 a octubre de 2020, principalmente en la casa de los Pelicot en Mazan, aunque antes ocurrieron en la región parisina y también en una segunda residencia familiar.
Dominique Pelicot entraba en contacto con decenas de hombres en internet, los invitaba a su domicilio tras drogar con ansiolíticos a la víctima y abusaban mútuamente de ella sin que esta recordara nada más tarde.
En septiembre de 2020 el violador fue detenido por grabar bajo las faldas de varias mujeres en un supermercado de Carpentras. Fue entonces cuando los investigadores registraron los archivos informáticos de Dominique Pelicot y descubrieron 20.000 vídeos y fotos de las violaciones a las que sometió a la víctima, hoy convertida en un icono feminista mundial, al decidir dar la cara "para que la vergüenza cambie de bando".
Dominique Pelicot está imputado, además, en otros dos casos de violencia de género, uno por la violación y el asesinato de una mujer en 1991 y el otro por una tentativa de violación con arma blanca en 1999.