El presidente francés y la canciller alemana condenaron este viernes a Rusia por la sentencia al dirigente opositor Alexei Navalni y las expulsiones de diplomáticos extranjeros, pero mantuvieron a la vez el apoyo al gasoducto Nordstream 2.
Esta instalación, que unirá directamente Rusia y Alemania por el mar Báltico, está casi terminada, pero afronta la amenaza de sanciones de Estados Unidos a las empresas que la construyen (varias de ellas son europeas) y la oposición de algunos países europeos del Este, como Polonia.
"Las sanciones extraterritoriales no constituyen la buena vía", advirtió Angela Merkel a Washington durante una rueda de prensa con Emmanuel Macron tras una reunión telemática bilateral sobre la cooperación París-Berlín en cuestiones exteriores y de seguridad.
No obstante, afirmó que la detención y condena a Navalni "está muy alejado de los principios del estado de derecho", por lo que "nos reservamos el derecho de continuar proceso de sanciones a individuos", aunque el gasoducto "no está afectado" por el momento.
Francia tiene una importante producción propia de energía nuclear, que la hace menos dependiente de las importaciones de gas, pero Macron manifestó su comprensión por el objetivo alemán de comprar más gas a Rusia mientras va eliminando el carbón de su mix energético y hasta que desarrolle más las renovables.
Sin embargo, el líder francés recordó que "nunca habrá paz, seguridad y estabilidad" en Europa "si no tenemos conversaciones exigentes y con resultados con Rusia".
"Sobre el caso Navalni, condeno con la mayor firmeza lo que ha pasado, desde el envenenamiento, a la detención, la condena y la expulsión hoy de diplomáticos", afirmó Macron.
Merkel calificó de "injustificada" la expulsión de Rusia de tres diplomáticos de Alemania, Polonia y Suecia por acudir a las protestas antigubernamentales en apoyo de Navalni.