La delegación de la Unión Europea (UE) en Birmania solicitó este martes "la inmediata liberación" de los trabajadores de una fábrica en Birmania que produce para Zara y que han sido sometidos a detenciones y despidos por pedir un aumento de sueldo.
"Estamos preocupados por las detenciones y el bienestar de un número de trabajadores y sindicalistas del sector industrial por una disputa laboral en la fábrica de Hosheng Myanmar la semana pasada", señaló el comunicado de la delegación de la UE.
La misiva se refiere a la detención de un líder sindical, Ma Thu Thu San, y el despido de seis compañeros el 14 de junio por pedir a la dirección de dicha fábrica un aumento salarial, según confirmó a EFE el viernes un vocero de la organización birmana por los derechos de los trabajadores Action Labor Rights.
El medio independiente birmano The Irrawaddy informó el sábado de la detención de otros cuatro trabajadores de la misma fábrica textil, operada por Hosheng (Myanmar) Garment Co. en la localidad de Shwe Pyi Thar, a las afueras de Rangún, y que produce para Zara.
The Irrawaddy detalló la semana pasada que los trabajadores pedían un aumento diario de 4.800 kyats a 5.600 kyats (de 1.800 a 2.200 pesos chilenos aproximadamente) a los administradores de la fábrica.
UNIÓN EUROPEA PIDE EL "FIN DE LOS ARRESTOS"
La UE pidió en su comunicado el "fin de los arrestos de aquellos que ejercen pacíficamente su derecho a la libertad de expresión y de asociación".
La empresa española Inditex, dueña de Zara, señaló en un comunicado enviado a EFE el pasado viernes haber "bloqueado la posibilidad" de trabajar con la fábrica sacudida por el escándalo, y aseguró que "está trabajando en una salida gradual y responsable de Birmania".
"Los hechos ocurridos en esta fábrica en los últimos días representan un grave incumplimiento de nuestro Código de Conducta para fabricantes y proveedores", indicó.
Desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021 en Birmania, varias multinacionales han salido parcial o totalmente del país, entre ellas algunas del sector textil, como la empresa japonesa Fast Retailing, propietaria de la cadena de moda Uniqlo, que anunció en marzo que detendrá la producción de ropa de GU, otra de sus marcas, en Birmania.
Otras empresas en tomar decisiones similares ha sido la multinacional suiza Nestlé, que este año cerró su línea de producción en el país asiático, o la petrolera estadounidense Chevron, que en febrero vendió su participación en un proyecto de gas natural.
La situación ha sumido a Birmania en una profunda crisis política, social y económica, y ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.