Hace unos meses, la autopsia del cuerpo sin vida de la estudiante turca Sule Çet, de 20 años, reveló que había sido violada y luego lanzada al vacío desde un rascacielos en Ankara para simular un suicidio.
¿Qué hacía una joven sola en el domicilio de un empresario esa noche?, se preguntaron entonces varios medios turcos, insinuando que si se hubiera quedado en casa con su familia, aún seguiría viva.
Sule es solo una de las 337 mujeres que han sido asesinadas en lo que va del año (hasta octubre) en Turquía, según afirma la asociación "Kadin cinayetlerini durduracagiz" ("Acabaremos con los asesinatos de mujeres", en turco).
Esta ONG se dedica a contabilizar desde hace años los femicidios porque las autoridades no publican datos oficiales, aunque todo indica que las cifras turcas son dos o hasta tres veces superiores a otros países europeos.
"Recopilamos datos de la prensa y las familias de las víctimas nos mandan información también. Creamos un perfil de cada mujer, de las circunstancias del asesinato y seguimos los juicios", relató Gülsüm Kav, directora de la asociación.
Un aumento progresivo
Según la organización, los femicidios en Turquía aumentan año tras año: en 2015 eran 303, en 2016 ya eran 328 y el año pasado 409.
Organizaciones feministas han iniciado una campaña llamada "6284" en alusión a la "Ley de protección de mujeres contra la violencia" que contempla la Constitución turca, pero que aseguran que no se aplica correctamente.
"La ley está ahí, solo habría que aplicarla", comenta Ipek Bozkurt, una abogada de la asociación que acompaña a las familias de las víctimas durante los juicios.
"Además, hay que poner fin a algunas lagunas legales que permiten la reducción de sentencias. Conocemos muchos casos de reducción de sentencia por buena conducta durante el juicio o por rezar de forma habitual", añade.
Ambas activistas señalan que la mayoría de los femicidios se producen en el país eurasiático cuando la mujer quiere cortar la relación con su pareja o divorciarse.
Por eso, "la protección de la mujer durante este período es clave", coinciden las dos activistas.
La respuesta del gobierno turco
El gobierno conservador islamista de Turquía en un primer momento desoyó las peticiones de las organizaciones civiles y lanzó a cambio un programa de medidas para reducir el número de divorcios, que según cifras oficiales ha aumentado un 82 por ciento en los últimos diez años.
No obstante, recientemente el ministerio de Asuntos de la Familia ha anunciado la formación de miles de nuevos funcionarios para mejorar la atención en casos de violencia de género y la creación de nuevos refugios para mujeres.
Además, en marzo pasado el Ministerio de Interior turco lanzó la aplicación móvil "Kades", con un botón de emergencia que manda de forma instantánea la localización de la solicitante a la policía.
"Con suerte, veremos que esta aplicación ha protegido a muchas de nuestras mujeres", dijo recientemente el ministro del Interior, Suleyman Soylu, tras asegurar que unas 34 mil 400 usuarias ya han descargado la aplicación, en un país de 80 millones de habitantes.
"Si comparamos los cuatro primeros meses de 2017 y los de 2018 vemos que las medidas tomadas por el gobierno surgen efecto y los asesinatos de mujeres se han reducido un 39 por ciento", aseguró el ministro.
Sin embargo, los datos recogidos por las asociaciones civiles como "Acabaremos con los asesinatos de mujeres" dan otra imagen, con un alza de los asesinatos del 5,3 por ciento.