Una alianza de guerrillas de minorías étnicas de Birmania, a las que se han sumado milicias prodemocracia, ha extendido su dominio en el norte y el centro del país en la llamada "Operación 1027", la mayor amenaza al debilitado control del Ejército desde el golpe de febrero de 2021.
La "Operación 1027", por el día en el que fue lanzada, el pasado 27 de octubre, proclama este jueves en su cuenta en Facebook que han tomado un total de 150 campamentos militares y que controlan al menos seis ciudades (cuatro del estado nororiental de Shan, limítrofe con China, y dos de la región centro-norte de Sagaing).
También advierte que han confiscado seis vehículos blindados y obuses al Ejército birmano, que detenta el poder desde el golpe de Estado del 1 de febrero de 2021 y que ha admitido de forma inusual la amenaza actual de fragmentación nacional, con un saldo de víctimas incierto y que ha provocado unos 30.000 desplazados, según la ONU.
La operación fue lanzada inicialmente por la Alianza de la Hermandad, integrada por el Ejército Arakán (AA), el Ejército de Liberación Nacional Ta'ang (TNLA) y el Ejército para la Alianza Democrática de Birmania (MNDAA), y se han unido en los últimos días las fuerzas populares de defensa (PDF, por sus siglas en inglés).
Las PDF, constituidas sobre todo por jóvenes sin experiencia bélica que se lanzaron a la lucha armada tras el golpe, son el brazo armado del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), formado en parte por exdiputados del Legislativo electo y derrocado por los militares, y se declara la autoridad legítima del país, operando en la semiclandestinidad.
Asimismo, a la ofensiva se han sumado otras guerrillas étnicas que apoyaban a las PDF, como el poderoso Ejército de Independencia de Kachin (KIA), que contribuyó en la captura esta semana de dos ciudades: Hkampat, en la división de Sagaing, junto a la frontera india, y Kawlin, también capital de distrito en dicha región.
Según información del NUG, la Operación 1027 y medios locales, se viven también intensos enfrentamientos con el Ejército en las ciudades de Pinlalbu y Tigyaing, en Sagaing, si bien las líneas de comunicación están cortadas, lo que imposibilita obtener información.
A todo se suma la situación en la ciudad de Laukkai (en la región de Kokang, en el estado de Shan), que estaría según las mismas fuentes rodeada por fuerzas rebeldes y que fue uno de los puntos de origen de la ofensiva.
Situada junto a la frontera con China, la urbe es conocida por los casinos y los centros donde víctimas de trata de personas de muchas nacionalidades, incluidos tailandeses y chinos, eran forzados a participar en estafas online, uno de los factores que hizo estallar la Operación 1027, cuyo apoyo por parte de Pekín -que ha urgido a la junta militar a desmantelar estos centros- es cuestionado.
ALIANZA GUERRILLERA ES LA "MAYOR AMENAZA" A LA JUNTA GOLPISTA
"(La Operación 1027) es una amenaza muy real al régimen militar. Es la amenaza más seria desde la independencia (de Birmania en 1948)", dice a EFE Anthony Davis, experto en seguridad en Birmania para la consultora IHS-Jane's.
Davis afirma que el operativo "fue planeado durante meses", y que "nunca antes el Ejército había perdido control sobre un área administrativa tan grande", y alerta sobre los avances rebeldes en dirección hacia Mandalay, la segunda ciudad más grande de Birmania, tras Rangún.
Antes de la ofensiva, el Ejército birmano ya sufría de una pérdida de efectivos y se encontraba al límite en otras zonas del país, según los expertos.
En esta línea, las "fuerzas auxiliares del Ejército han sido puestas en alerta, con muchas uniéndose ya al campo de batalla", según publica hoy el diario independiente The Irrawaddy.
El golpe de Estado militar, que puso fin a una década de transición democrática, liderada por Aung San Suu Kyi -detenida desde entonces-, ha sumido a Birmania en una profunda crisis y ha exacerbado el conflicto de décadas entre el Ejército y las guerrillas de minorías étnicas.